Fractales: The Cloudy Bay

 A partir de unos módulos cuya relación entre sus dimensiones es de 1/2, intentando imitar los fractales de la naturaleza, en los que se repite la misma figura en distintos tamaños; se construye una estructura con una forma impresionante, compacto, ocupando muy poco territorio al encajar sus piezas perfectamente y con multitud de posibilidades.

The Cloudy Bay

vista superior

La forma resultante, asemeja a obras de tipo organicista, como la ópera de Sidney de Niemeyer y Jorn Urtzon.

     La forma del edificio  está fuertemente condicionada por sus techos orgánicos formando pétalos o como hojas silvestres, son formas de diseño inspirado en la naturaleza, responde también a las ondas sonoras y la manera como el sonido, base del proyecto se desplaza por el espacio. La arquitectura nace desde el interior, el foco del sonido, y crece a medida en que las ondas se desplazan hasta conquistar el exterior. La gran cubierta presenta cierta ingravidez, como una gran jaima que permite que el aire fluya transportando las ondas sonoras, tiene que ver con la cultura nómada, con lo inmaterial de las ondas sonoras, con las potentes olas del oceáno índico.

Esta arquitectura también llamada "racionalismo orgánico”, u "organicismo”, surge en EE.UU. hacia 1940 cuando se produce una crisis del Racionalismo, aunque acepta muchas de las soluciones técnicas aportadas por éste. 
   
   Los organicistas, de los que Lloyd Wright fue pionero,  defienden que todo lo que el hombre haga tiene que entenderse no como un desafío a la Naturaleza, sino como una emanación de ella. Podríamos decir actualmente que tiene una concepción ecológica y su diseño lo traduce Las formas pierden el geometrismo anterior, deben responder a las formas naturales. Toma al hombre como referencia constante, no como medida sino en un sentido más individual. El arquitecto debe tener en cuenta la acústica, la armonía de los colores, el medio ambiente, etc., todo acuello que haga que el hombre se encuentre a gusto en el interior del edificio.

La arquitectura orgánica toma al hombre como referencia constante:
El edificio debe crecer de dentro hacia afuera y extenderse de acuerdo con las necesidades del que lo habita. Es una concepción totalmente distinta a las del paralelepípedo subdividido interiormente de Le Corbusier.


    El organicismo persigue lograr una armonía entre el hombre, el ambiente y el edificio, como síntesis de la lógica y de  la emocionalidad. Arquitectura favorable al medio ambiente, los arreglos naturales y las formas orgánicas integran armonioso en sus localizaciones naturales respectivas. Una combinación creativa del arte, de la construcción y del paisaje, que crean ambientes perfectamente equilibrados. 
   No ajena a esta manera de entender la arquitectura es el avance en ramas de las matemáticas como la Geometría la existencia de nuevos materiales más flexibles, más fáciles de manipular y menos pesados (hormigón, fibra de vidrio, nylon, terylene,…).

 Toyo Ito

  Toyo Ito

 Los manantiales, Candela

  Olímpico de Munich, Frei Otto

  Renzo Piano

  Calatrava

 Terminal TWA, Sarinen

 Ópera de Sidney, Niemeyer y Urtzon

              

En este sentido son de gran importancia en la forma resultante  Las Superficies Regladas, 

como indica su nombre, superficies que contienen rectas, o mejor dicho, que se pueden generar mediante el movimiento de una recta que sigue un recorrido determinado. Con el uso de estas superficies regladas se puede crear una arquitectura rica y una plástica característica y expresiva, y gracias a su curvatura se consigue una eficacia estructural nada despreciable, ya que dota al conjunto de gran rigidez y una gran capacidad de transmisión de las acciones mecánicas hacia los bordes o los puntos de apoyo.